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La Alergia al Sol

Las reacciones por alergia al sol pueden desarrollarse en cualquier persona, ya que no son hereditarias y tampoco son más frecuentes en individuos con predisposición a sufrir otras afecciones alérgicas.

Reservamos el término de alergia al sol para un pequeño grupo de estas enfermedades que están mediadas por mecanismo de hipersensibilidad en el que interviene el sistema inmunitario. Realmente no se trata de una alergia al sol sino de reacciones alérgicas que requieren de la exposición a la luz para su aparición. En este grupo se incluyen las fotodermatitis por agentes exógenos mediadas por un mecanismo de hipersensibilidad de tipo IV, denominadas dermatitis fotoalérgicas de contacto.

La urticaria solar, mediada por un mecanismo de hipersensibilidad tipo I, también puede considerarse un tipo de alergia al sol. Ambas constituyen aproximadamente el 10% de todas las enfermedades por fotosensibilidad.

Cuando se habla de “alergia al sol” se engloban diferentes patologías, alguna de ellas de etiología alérgica (urticaria solar, fotosensibilidad) y otras que lo parecen sin serlo (quemaduras solares o erupción polimorfa solar).

Dermatitis por fotosensibilidad

Las reacciones de fotoalergia no aparecen tras un primer contacto con la sustancia responsable de la reacción. Como sucede en otros tipos de reacciones alérgicas, precisan de un período de sensibilización previa.

En la actualidad, los fotoalérgenos más frecuentes se encuentran entre ciertos componentes de las cremas de protección solar y los medicamentos antiinflamatorios de uso tópico. La utilización de artículos como perfumes, bronceadores o medicamentos puede sensibilizar la piel a los efectos del sol.

Manifestaciones clínicas de la Dermatitis por fotosensibilidad

 El patrón de localización de las lesiones puede variar dependiendo de la zona del cuerpo donde se ha aplicado el alérgeno. Clínicamente, las reacciones fotoalérgicas se caracterizan por la aparición de una erupción de tipo eccematoso localizada, predominantemente, en áreas expuestas a la luz.

Clínicamente, las reacciones fotoalérgicas se caracterizan por:

  • Aparición de una erupción cutánea tras haber estado expuesto a la luz solar.
  • Afectación predominante en áreas fotoexpuestas (cuello, escote, antebrazos).
  • Lesiones de aspecto compatible con: pápulas, papulovesículas o placas enrojecidas.
  • Síntomas compatibles: picor o dolor.

Estas lesiones pueden durar días y semanas produciendo una descamación de la zona afectada.

La mejor prevención de la alergia al sol es disminuir la exposición incontrolada y en lo posible evitar sustancias fotosensibilizantes como medicamentos tópicos, perfumes o cremas solares de baja calidad. Además, antes de cualquier exposición al sol si un paciente está tomando medicamentos es necesario que consulte con su médico los posibles riesgos de la radiación solar en relación con su toma”.

Diagnóstico de la dermatitis por fotosensibilidad

La historia clínica y la exploración física son los pilares básicos del diagnóstico de la alergia al sol, de tal forma que siempre se deben analizar detenidamente la forma, la apariencia, y la localización de las lesiones cutáneas.

La prueba más adecuada para el diagnóstico de las reacciones fotoalérgicas es la llamada prueba de fotoparche. Consiste en la aplicación en la piel de la espalda de dos baterías idénticas de alérgenos durante 48 horas, irradiando posteriormente sólo una de ellas. Se utiliza una fuente de irradiación UVA a la dosis mínima que produce eritema o enrojecimiento en la piel. Después de la valoración inicial, la prueba se evalúa a las 48 horas. En caso de que alguna de las sustancias probadas sea causa de una reacción fotoalérgica, aparecerá una prueba positiva en la zona irradiada y será negativa en la no irradiada. La reacción puede consistir en un simple eritema (enrojecimiento de la piel), hasta la formación de vesículas, o ampollas.

La aparición de una alergia al sol puede ser un síntoma de una enfermedad autoinmune, por lo que es necesario realizar un estudio de autoinmunidad y en algunos casos biopsia de piel.

Tratamiento de la reacción fotoalérgica

En primer lugar se debe tratar la erupción cutánea con el tratamiento sintomático acorde con la gravedad del cuadro. Los corticoides tópicos son la primera alternativa de tratamiento y en ocasiones puede ser necesario el uso de corticoides sistémicos.

Los antihistamínicos ayudan a controlar el picor. En segundo lugar, se debe evitar la exposición solar y extremar las medidas de protección. Finalmente, es fundamental la evitación del agente causal.

Debe tenerse en cuenta que las reacciones fotoalérgicas pueden producirse por otros productos con alguna similitud estructural, fenómeno que llamamos de reactividad cruzada. Estos productos, de estructura similar, también deben ser evitados. Por ejemplo, es conocida la reactividad cruzada entre el ketoprofeno, un filtro solar denominado benzofenona y un medicamento hipolipemiante, el fenofibrato.

Urticaria solar

Por otra parte, las reacciones inmediatas más frecuentes de la “alergia al sol” son la urticaria solar o la erupción solar. La urticaria solar es un trastorno raro que se produce por un mecanismo de hipersensibilidad inmediata frente a un fotoalérgeno desconocido.

A los pocos minutos de la exposición solar se produce eritema, picor y lesiones habonosas (ronchas) en la zona, que persisten entre unos minutos y un par de horas, desapareciendo sin dejar lesión alguna. Cuando la exposición es muy intensa y/o la superficie afectada es muy grande, puede acompañarse de síntomas generales como dolor de cabeza, náuseas, dificultad respiratoria e hipotensión.

Para su prevención se recomienda evitar en lo posible las exposiciones solares y el uso de antihistamínicos orales para su tratamiento”. Por otro lado, la erupción solar polimorfa es una de las fotodermatosis más frecuentes y llega a afectar hasta a un 15%-20% de la población general.

Se caracteriza por la aparición de una erupción cutánea que se localiza de manera predominante en la cara, escote, antebrazos y zona anterior de las piernas y que puede durar varios días hasta su desaparición. “Aparece en las primeras exposiciones solares y mejora tras exposiciones repetidas a medida que la piel se broncea.

La prueba de fototest, que consiste en la exposición cutánea a diferentes bandas de espectro de la luz solar, reproducirá la reacción y conducirá al diagnóstico.

El tratamiento se basa en abstenerse de la exposición al sol junto con la adecuada fotoprotección, y en el uso de antihistamínicos en caso de aparición de las lesiones. En casos más graves, en los que la erupción persiste, puede ser necesario realizar una inducción de tolerancia con PUVA.

Si usted presenta una reacción exagerada a la exposición solar, consulte con un alergólogo para su debido estudio y tratamiento.    

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