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Acerca de las alergias alimentarias en las escuelas

A nivel mundial aproximadamente 220-250 millones de personas pueden sufrir de alergia a los alimentos, se estima comúnmente como mayor en los niños (5-8%) que en los adultos (1-2%),  tanto los países desarrollados como en vía de desarrollo, teniendo un importante impacto socio-económico y  afectando de manera significativa la calidad de vida de los pacientes (principalmente niños). 

Las alergias alimentarias son una respuesta anómala del cuerpo a alimentos que de otro modo serian inofensivos, implicando al sistema inmunitario. Normalmente, nuestro sistema inmunitario nos defiende de sustancias posiblemente dañinas como las bacterias, los virus y las toxinas. Sin embargo, el sistema inmunitario de los individuos alérgicos identifica de forma incorrecta ciertos componentes de los alimentos como nocivos. 

La gravedad de una reacción alérgica puede variar entre individuos. Mientras que una persona puede necesitar dirigirse apresuradamente al servicio de urgencias más próximo en cuestión de minutos por síntomas potencialmente mortales tras comer un alérgeno alimentario, otra puede manifestar solamente picor en la boca. La reacción puede ocurrir en minutos o unas pocas horas.

La anafilaxia puede describirse como una reacción alérgica sistémica y grave, de riesgo vital, que progresa rápidamente y puede conllevar la muerte, y en la que el sistema inmunitario responde a sustancias que, de otro modo, serian inofensivas.

Las causas más frecuentes de anafilaxia incluyen los alimentos, los fármacos y las picaduras de insectos (abejas y avispas).

En Estados Unidos se produce una anafilaxia de origen alimentario cada 6 minutos.

A menudo, la alergia a los alimentos se confunde con una intolerancia alimentaria. Sin embargo, ambas afecciones poseen diferentes causas y síntomas. La intolerancia alimentaria no se relaciona con el sistema inmunitario y la gente que padece una intolerancia puede consumir.

Los síntomas en un niño con alergia alimentaria pueden afectar varios órganos e incluyen habones o hinchazón (angioedema facial), vómitos, dolor abdominal, diarrea, ronquera o cambios en la voz, sibilantes, disnea, estornudos y/o problemas cardiovasculares como mareo o pérdida de conciencia. La leche de vaca, el huevo, el cacahuete, los frutos secos, el trigo, la soja, el pescado y los crustáceos son los alimentos que causan reacciones alérgicas con mayor frecuencia.  

La importancia de estas alergias no viene dada por el elevado número de afectados sino también, y especialmente, por la magnitud de las reacciones que ocasiona, que puede comprometer la vida del alérgico.

Hay que diferenciar claramente alergia a alimentos de otros problemas de reacciones adversas a alimento de causa toxica, infecciosa, intolerancia o de otros mecanismos inmunológicos no alérgicos.

Que es una intoxicación alimentaria. Es un efecto indeseable causado por un alimento o un aditivo sin la intervención de ningún mecanismo inmunológico. Puede resultar tóxico por consumirse en grandes cantidades. Las toxinas pueden encontrarse en los propios alimentos o ser liberadas por microorganismos contaminantes

Que es una intolerancia alimentaria. Es la respuesta clínica a un alimento en cuya patogenia no interviene o no se ha podido demostrar un mecanismo inmunológico. Puede incluir respuestas de tipo farmacológico, metabólico o de idiosincrasia

Necesitamos la implicación de toda la sociedad en el cuidado de las enfermedades alérgicas. Dado que la alergia es prevalente entre los niños, el papel de los profesores en su cuidado es fundamental.

Se trata de niños que habitualmente están sanos pero que en unos minutos pueden sufrir una reacción grave que ponga en peligro su vida. Son niños que hacen deporte en el colegio, comen en el colegio, salen de excursión, visitas programadas y se exponen en fin a una gran cantidad de sustancias  que pueden suponerles un perjuicio para su salud. 

Recomendamos implicar los profesores, familia y estudiantes en un proceso de sensibilización, educación y  protocolo de actuación en el caso que se produzca alguna reacción alérgica.

Todo el personal escolar debe recibir formación sobre el reconocimiento y el tratamiento precoz de las reacciones alérgicas para que se pueda administrar la medicación de urgencia sin retraso. Sin embargo, el riesgo de anafilaxia por contacto cutáneo con el alérgeno alimentario es mínimo. Por tanto, no es necesario separar a los niños de sus compañeros durante la comida.

Puntos de actuación en la escuela 

  1. Sistema de identificación de los niños con alergia alimentaria.
  1. Debe estar disponible un etiquetado claro de alérgenos en todos los alimentos proporcionados por la escuela.
  1. El personal debe aprender a manejar los alérgenos alimentarios potenciales con seguridad.
  1. Es conveniente disponer de cajas etiquetadas individualmente para los niños alérgicos.
  1. Se debe evitar que se compartan o intercambien comidas, y que se compartan recipientes y utensilios.
  1. No es necesario separar a los niños de sus compañeros durante las comidas, siempre que se lleven a cabo las otras medidas descritas.

Un sistema de formación, que involucre a las familias y a los profesionales de la educación y de la salud, es crucial para garantizar que el niño está identificado, que el personal escolar está alertado y entrenado, y que los planes específicos de atención a la alergia están implantados. Esto se debe conseguir delegando en las partes implicadas decisivas y apoyar con la formación continuada de todo el personal escolar.

Se debe promulgar la legislación adecuada para crear un ambiente escolar seguro para el niño alérgico y al mismo tiempo proteger a los trabajadores de la educación. 

Puntos de actuación en la escuela para todos los niños con enfermedad alérgica

  1. Las escuelas deben indagar sobre enfermedades alérgicas al matricular alumnos nuevos, y los padres deben informar a la escuela de cualquier nuevo diagnóstico de alergia.
  2. Se debe obtener del médico un plan de actuación personal escrito, que incluya alérgenos y desencadenantes a evitar, medicación e información de contacto.
  3. El niño alérgico debe ser fácilmente identificable por todo el personal escolar.
  4. Se deben instituir medidas razonables para garantizar una adecuada evitación de alérgenos.
  5. Se debe dar formación al personal escolar sobre la evitación de alérgenos y el reconocimiento y tratamiento de urgencia de las reacciones alérgicas.
  6. La medicación de rescate y de urgencia debe estar disponible en todo momento.

Funciones de las partes implicadas:

Función de la familia 

  1. Cumplir el tratamiento recomendado, incluyendo la evitación de alérgenos relevantes.
  2. Conocer cuándo y cómo usar la medicación para la alergia y conservar la medicación sin caducar, especialmente las inyecciones de adrenalina; este conocimiento debe ser reforzado con regularidad.
  3. Informar a la escuela del diagnóstico, p. ej. Carta escrita a un miembro designado del personal.
  4. Obtener un plan de actuación personal escrito del médico y proporcionar una copia a la escuela.
  5. Asegurarse de proporcionar medicación a la escuela.

 Función del médico alergólogo 

  1. Diagnosticar o descartar alergias y comunicar los resultados a la familia,
  2. Proporcionar un plan personal de actuación escrito, en lenguaje sencillo con identificación clara de los alérgenos, síntomas principales de una reacción alérgica y cómo tratarla, e instrucciones para administrar medicación urgente.
  3. Coordinarse, si es posible, con las autoridades escolares para dar formación al personal en alergia y asma y repetirla con regularidad.

Función de la escuela 

  1. La dirección es responsable de política escolar y planificación para niños con asma y alergia.
  2. Las escuelas deben organizar con regularidad la formación en alergia para el personal, en colaboración con profesionales sanitarios.
  3. El personal debe indagar sobre enfermedades alérgicas al matricular nuevos alumnos. Debe existir un mecanismo para que el personal nuevo o eventual pueda identificar al niño alérgico.
  4. Instaurar un plan escrito de manejo de la alergia.
  5. Garantizar que la medicación de urgencia y de rescate está siempre disponible.

Conclusiones

Existe un amplio espectro de gravedad, con algunos niños en riesgo de asma severo o anafilaxia que, infrecuentemente, pueden causar la muerte, mientras que otros presentan enfermedades alérgicas crónicas y sufren una disminución en la calidad de vida y en el rendimiento escolar.

Todos los niños con enfermedades alérgicas pueden experimentar agudizaciones en la escuela. El reconocimiento del niño alérgico es el primer paso en su atención. Las escuelas deben indagar sobre diagnósticos de alergia cuando se matricula algún nuevo alumno. Deben existir protocolos para garantizar el acceso rápido a cuidados médicos de urgencia.

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