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Alergia alimentaria en niños

En los momentos actuales, una gran proporción de niños presenta clínica de alergia a alimentos, teniendo mayor incidencia en los países industrializados. Su prevalencia actual es del 6 al 8% hacia el año de edad, que va disminuyendo progresivamente hasta el final de la infancia y se estabiliza, en la misma proporción descrita para la edad adulta, alrededor del 3-4%.

La prevalencia de reacciones por reactividad cruzada va en aumento, sin embargo la prevalencia de la alergia alimentaria primaria parece permanecer estable. Un 3ra. parte de los niños con alergia a alimentos presentan reacciones adversas con más de un alimento. Durante la infancia es frecuente encontrar sensibilización asintomática a algún alimento, principalmente leche y huevo, por lo que los porcentajes de sensibilización alimentaria en los 2 primeros años de la vida (6%) descienden al 2,2% de alergia a la leche de vaca confirmada por historia clínica indicativa, estudio etiológico positivo (prick y determinación de IgE específica) y prueba de provocación positiva.

El huevo es el alimento que con más frecuencia se encuentra implicado en las reacciones alérgicas a alimentos pero, en la primera infancia, encontramos niños con sensibilización a huevo sin haberlo ingerido nunca y muchos de ellos toleran huevo en su primera ingesta.

Se conoce como alergia alimentaria  o hipersensibilidad a alimentos al conjunto de reacciones adversas a alimentos debida a su ingesta, contacto o inhalación, de patogenia inmunológica comprobada.

Manifestaciones Clínicas

Prácticamente todos los alimentos pueden producir síntomas alérgicos. La frecuencia de sensibilización depende del poder alergizante del alimento y a su vez de la frecuencia de su consumo (depende de los hábitos alimentarios en cada área geográfica). En nuestro medio, los más comunes causantes de AA son: la clara de huevo, seguido de la leche de vaca, y en tercer lugar el pescado. Estos tres representan el 85% de las sensibilizaciones alimentarias en el niño. Otros causantes de AA son las legumbres, frutos secos, cereales, mariscos (crustáceos o moluscos), frutas y el Anisakis (una larva que parasita los pescados de mar).

Los niños alérgicos a la clara del huevo de gallina lo son también a otras claras de huevos (pata, codorniz, perdiz, paloma) pero no a la carne de pollo o gallina. Los alérgicos a la leche de vaca lo son también a la de otras especies (leche de cabra, oveja), pero no a la carne de vaca o ternera o a los epitelios de estos animales. Los alérgicos a un pescado, por ej.: al lenguado pueden serlo a otras más especies de pescado, aunque no necesariamente a mariscos (moluscos o crustáceos).

Los síntomas que podemos encontrar en reacciones alérgicas inducidas por alimentos son variados y pueden afectar a diferentes órganos:

  • Piel: eritema, prurito, urticaria, erupción morbiliforme, angioedema.
  • Oculares: prurito, eritema conjuntival, lagrimeo, edema periorbital.
  • Aparato respiratorio superior: congestión nasal, prurito, rinorrea, estornudos, edema laríngeo, ronquera, tos seca.
  • Aparato respiratorio inferior: tos, opresión torácica, disnea, sibilancias, retracción intercostal, uso de musculatura accesoria.
  • Aparato gastrointestinal: angioedema labial, lingual o palatino, prurito oral, náuseas, dolor abdominal cólico, reflujo, vómitos, diarrea.
  • Aparato cardiovascular: taquicardia (ocasionalmente bradicardia en anafilaxia), hipotensión, pérdida de consciencia.
  • Otros: contracciones uterinas.

La proporción entre sensibilización y alergia varía según la edad, siendo mucho mayor en los menores de un año, en los que llegamos a encontrar IgE positiva hasta en un 20% pero solo un 3% presenta síntomas compatibles con reacción alérgica que se demuestran posteriormente por pruebas de provocación

Diagnóstico

Debe demostrarse la reacción adversa a los alimentos sospechosos y el mecanismo inmunológico subyacente. En la práctica clínica los pasos a seguir son:

Historia Clínica: Debe ser detallada, recogiendo la naturaleza y gravedad de los síntomas, edad de comienzo, relación temporal entre la ingestión del alimento sospechoso y síndrome clínico.

Demostración de hipersensibilidad: Se realiza mediante pruebas cutáneas (prick).  Si los test cutáneos a alimento(s) son positivos, es útil diferenciar dentro de un determinado alimento, a que proteína(s) está sensibilizado el paciente, pues no todas las proteínas alergénicas tienen la misma relevancia clínica.

En los lactantes que presentan una dermatitis atópica de moderada a grave debe efectuarse un estudio de posible implicación de un alimento, inclusive si están alimentados con lactancia materna exclusiva. Los niños que presentan una esofagitis eosinofílica, enterocolitis o proctocolitis alérgica también son candidatos al estudio de alergia a alimentos.

Comprobación de la relación ingesta-síntomas: Entre los pacientes con sensibilización a alimentos (prick, RAST o CAP positivos), aproximadamente un 30%, tolera sin problemas su ingesta (sensibilización subclínica). Por tanto es obvio que si la historia no es claramente sugestiva, es necesario corroborar que esa sensibilización encontrada tiene relevancia clínica. Esto puede hacerse mediante pruebas de provocación alimentaria.

Dermatitis atópica en un lactante: Ante un lactante que presenta una dermatitis atópica de intensidad moderada o grave se debe plantear la posibilidad de alergia a algún alimento como causa de la dermatitis atópica, por lo que es necesario efectuar un estudio alergológico. Las causas alérgicas más frecuentes de la dermatitis atópica a esta edad son la alergia al huevo o la alergia a proteínas de leche de vaca, por lo que se debe investigar dichos alimentos en primer lugar.

Tratamiento

Una vez realizado el diagnóstico de forma correcta, el tratamiento consiste en la eliminación del alimento responsable del cuadro.

Se han publicado varios estudios de inducción de tolerancia a la leche de vaca y al huevo, en el centro los realizamos en la actualidad, en niños a partir de los 6 años que no han desarrollado de forma natural su tolerancia a esos alimentos  y en los que la reacción alimentaria no fue grave (anafilaxia o edema laríngeo).

Los pacientes que han sufrido reacciones moderadas o graves deberían llevar un auto-inyector de adrenalina, ante la eventualidad de una anafilaxia por la ingestión inadvertida del alimento prohibido (alimento oculto).

Puntos claves a destacar

  1. La clínica más frecuente de alergia alimentaria es la urticaria y/o angioedema.
  2. La alergia relevante a los alimentos afecta a los niños más que a  los adultos.
  3. La mayoría de los niños superan su hipersensibilidad a la leche, el huevo, el trigo y la soja, pero la alergia a los cacahuetes, los frutos secos y el marisco son más persistentes.
  4. Las proteínas  alimentarias habituales en los niños son: la leche de vaca, el huevo, la soja, el trigo, el cacahuete, frutos secos, el pescado y el marisco.
  5. Los alérgenos o proteínas relevantes frecuentes en los adultos son: el cacahuete, los frutos secos y el marisco.
  6. Sensibilización a un alimento no es igual a alergia alimentaria.
  7. En los niños nunca debe efectuarse una dieta de exclusión de un alimento por hallar únicamente unos niveles de IgE elevados para dicho alimento, siempre se deben correlacionar con una clínica indicativa.
  8. Las dietas de exclusión para uno o varios alimentos deben ser efectuadas tras un diagnóstico de certeza de alergia alimento.
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